Como siempre por estas fechas, desde hace ya mas de 12 años, una sensación recorre todo mi cuerpo, causado por la pronta llegada de la nueva temporada de pesca. Son momentos estos, en los que sin querer o queriendo subconscientemente, pasan por la mente aquellos momentos, recuerdos y vivencias vividas en torno a este maravilloso mundo de la pesca a mosca. ¿Quien no recuerda su primer pez?, aquella sensación de miedo a perderlo, esos nervios al sacarlo de agua, normalmente varandolo en la orilla por no saber como sujetar la caña y agarrar al pez a la vez. Yo lo recuerdo como si fuera de hace unas horas, benalija, principios de verano, una "mosca" que no era tal, era una imitación a camarón de silicona, una caña de fibra (la cual conservo como si se tratase de un recuerdo de la primera novia), primeros "lances", que no alcanzaban los 5 metros y con la cola de rata enrollada, y de repente ese barbo que aparece entre la maleza y engulle al camarón a cámara lenta. Desde ese preciso momento, entro en mis venas el "veneno" de esta modalidad de vida, que no de pesca.
Son muchos los momento que tengo que agradecer a ese barbo, que por desgracia para el fueron los últimos, y que sin el seguramente no los hubiese vivido. Desde aquel momento, son muchos los recuerdos que ahora siguen pasando por mi mente, como el día que pesque un barbo con mi primera mosca, un amasijo de pelos y plumas que hoy en día no me atrevería a decir si era un streamer o una ninfa. O aquella primavera que en un día pesque 79 barbos, o la siguiente en la que quise batir mi propio record y tan solo en la mañana llevaba mas de 50, lo que me produjo una tendinitis que me dejo sin pescar 7 días. Las horas y horas pasadas en ríos y pantanos, con el pensamiento solo y exclusivo de pescar un hermoso barbo, olvidando problemas, discusiones y malos momentos. Los grandes amigos que me han dejado pasar por su vida, esas quedadas para "pescar", esas charlas a pie de río, esas bromas que solo los pescadores le vemos la gracia.
Que decir de los primeros días de pesca de mi hija, sus primeros montajes, de la sensación que a ella ya le puede, de saber que pronto es primavera e iremos a pescar.
Como dice un gran amigo "Esto es lo que nos vamos a llevar", y en estos momentos, donde escuchar la palabra subida, primavera o barbo, hace que un escalofrío recorra parte de la espalda, es cuando a uno le da por reflexionar y solamente le queda la obligación de agradecer.
Gracias a todos barbos ,ríos, compañeros, gracias por todo.
5 comentarios:
Te sales, compañero y amigo Agustin, con este relato describes perfectamente lo que sentimos muchos enganchaos a esta droga.
Mi enhorabuena por como lo relatas y por esas fotos que nos traen muy buenos momentos.
Un abrazo compañero. Espero compartir pronto esta droga. Por cierto, de las fotos de familia, reconozco la de Hurones pero no la otra. Donde fuè???
Muy bueno Agustín, un resumen de tiempos pasados pero a la vez, el preludio de los venideros..Por cierto, ¿79 barbos, 50 barbos..? qué pasada..!!! no quiero ni pensar en el dolor de brazos que se te quedó y, por cierto, si alguna vez vas por ahí otra vez, acuérdate de tus amigos de Córdoba y danos un toque, jejeje!!
Por último decirte que me alegra ver que los que no somos blogers podemos publicar también comentarios en tu página, ya que llevaba tiempo queriendo hacerlo.
Saludos y buena peska!
Hno. de los anzuelos, Agustín:
Es la vida del pescador, ...que es decir, la vida misma.
Se perfectamente lo que se siente pescar junto a nuestros querubines.
Un abrazo y,...
Un afectuosos sapukay.
Leo Kutú.-
Precioso relato Agustín. Me siento muy identificado con las sensaciones de las que hablas. Enhorabuena por el relato¡¡¡
P.D. He tenido muchos problemas para publicar cmentarios. Lo he intentado en varia ocasiones y no he podido. Espero que este salga.
Un brazo
Siento no haber visto antes esta entrada Agustín pero me ha encantado, recuerdo que me serviste de gran ayuda cuando yo empezaba en esto de la pesca a mosca, flipé cuando ví por primera vez tu caja de moscas y nunca olvdaré la pescata de barbos que nos pegamos una tarde los dos en las cuevas, un abrazo.
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